Arrastre las maletas hasta el
dormitorio principal, la sorpresa que me lleve. La vista era preciosa, las
cortinas quedaron abiertas, especialmente para mi llegada. Se podía ver gran
parte del lugar donde estaba viviendo. Presione la luna con la yema de mi dedo
índice y dibujaba un corazón que no se logro notar, reí para mis adentros y me
senté al borde de lo que sería mi cama, ahora en adelante.
Me había quedado profundamente
dormida…
¡Corre! – Me gritaba entre risas
– Voy por ti dentro de diez segundos ¡EH! – se alejo y yo lo atraje a mí,
jalando de su brazo -
Oppa ¡Noooooo! – decía rendida y
caminando a su lado – Estoy cansada, las clases de historia fueron muy pesados
el día de hoy –
Tal vez, te ayude para que quites
ese estrés – me dijo sonriendo y acercando su mano para presionar mi mejilla,
pero lo esquive - ¡Oh, qué mala! – expreso informalmente, haciendo un puchero –
No puedes hablarme informalmente
– lo reprendí – Soy una princesa. Me debes respeto – afirme –
Su alteza, cuanto lo siento –
hizo una reverencia - Eres más pequeña que yo, y sabes mucho – sonrió –
No hay comentarios:
Publicar un comentario