Es cierto que llegaste cuando más
te necesitaba, fuiste uno de los motivos que me ayudó a superar mis días de tristeza.
El cielo iluminó tu camino y tu iluminaste el mio, con tus ojos oscuros y tu
encantadora sonrisa.
¿Sabes? Aún recuerdo la primera
vez que te vi, sinceramente, eras lo único que admiraba aquella mañana. Para mí,
tú opacas a todo ser vivo que se atreva a pararse a tu lado, incluso a mi, que
soy una niña insignificante que piensa en ti.
Es cierto, que me he enamorado de
ti como una tonta porque lo único que hago es buscar tu mirada todos los días.
Te has convertido en mi sonrisa. Has capturado mi atención. Y estas en mi
mente.
No creí que me pasaría de nuevo,
no este sentimiento agridulce que invade mi corazón con solo imaginarte al
frente de mí, luciendo tu típico sastre gris y camisa de lino, que te hace más
guapo de lo que ya eres.
A pesar de las mariposas que
revolotean en mi estómago, yo debo olvidarte. Tengo que alejarme, aunque mis
pies me arrastren hasta a ti. Debo escapar de tus dulces labios, antes que me
ates a tu ser. Si bebo de ti, no me saciaré y no te dejare ser libre, como de
seguro deseas serlo.
Estoy preparada para derramar las
lágrimas de olvido.